¿Qué es la vida?
“La vida no debe ser una novela que se nos impone, sino una novela que inventamos” (Novalls). En ocasiones, nos abordan un sinfín de interrogantes que por más pensadas, reflexionadas, meditadas y debatidas que sean, no hallaremos respuesta. Estamos rodeados de cosas tan maravillosas que simplemente no hay una razón, motivo, impulso o fuerza que pueda dar una explicación absoluta para tan amplio mundo con tan diversos seres que habitan en él.
— Estoy enamorada— Pensé.
Lo miraba mucho. Debatía dentro de mí qué era lo que sucedía en mi cabeza cuando lo escuchaba hablar de cosas tan incoherentes que al momento de prestarle verdadera atención, resultaban ser una construcción semántica y sintáctica tan perfecta -carente de sentido alguno, claro está- pero tan bien estructurada que era imposible para mí dejar de sonreír. Y entonces lo concluí, después de poco tiempo, llegó a su fin esa incógnita. Era una menos de las infinitas qué hay dentro de mi cabeza.
Tiempo: unidad de medida básica para cronometrar los acontecimientos a nuestro alrededor. Un día equivale a 24 horas, la hora son 60 minutos, el minuto son 60 segundos y así: el segundo se subdivide en desisegundo, centisegundo, milisegundo, microsegundo, nanosegundo, picosegundo, femtosegundo, attosegundo, zeptosegundo y yoctosegundo. Tantos nombres que probablemente no se tomen la tarea de leer, o tal vez sí después de leer lo anterior. ¿Pueden observar cómo funcionamos? Pasan desapercibidas por nuestros ojos una infinidad de cosas que, a menos de que seamos advertidos, no tomaremos en cuenta. Pasan personas también, de esa misma manera. Pero él no transitaba de esa forma por mi vida. Fue en ese momento donde lanzó una pregunta interesante:
— ¿Tu qué opinas de la vida?
¡Vaya que no lo pensé mucho! le di mi respuesta unos segundos después pero, por dentro seguía debatiéndome: es la fuerza, sí. La vida es la única fuerza tangible, visible, sonora, saboreable, teórica, experimental, psicológica, física, espíritual, científica ... y empezó el viaje:
Filosóficamente hablando , existen varias posturas, definiciones, teorías y principios acerca del significado de la vida. Grandes filósofos aportaron sus razonamientos y concepciones excelentemente estructuradas y fundamentadas que nos hacen dar una idea. Darwin y Spencer hablaron acerca del transformismo y evolucionismo dejando como resultado y a manera de síntesis lo siguiente: la defensa y la protección de la vida humana como objetivo de pueblos y culturas. Las leyes de la vida son las leyes de nuestra propia existencia. Si, suena obvio pero no es lo mismo existir que vivir. Un ejemplo muy sencillo, el agua existe pero no vive, en yuxtaposición, el agua es un recurso natural (presente en la vida/ naturaleza) que permite la sobrevivencia física-corporal de los seres vivos. También se habló de moralidad (Guyau lo hizo); Nietzsche propuso juicios y valoraciones relativas a la vida llegando a la conclusión de que la vida no es algo que se pueda medir o determinar (tasar, en palabra de Nietzsche). Aristóteles identificó la vida y el alma y al hombre como animal que realiza diferentes tipos de actividades y que a eso se le conoce como vida, es decir, la vida es una actividad. Tomás de Aquino lo dijo un poco más trascendental y estético: la vida en el movimiento, “ son vivientes aquellos seres que se mueven a sí mismos”. Y así, podría pasarme un libro entero hablando sobre las posturas filosofas que definen ‘la vida’. La finalidad, no es si quiera comprender si la vida es moral, trascendental, física, biológica, espiritual, animal, vegetal, humana., lo es todo. Así de simple:
Vida = fuerza, esa es la ecuación madre y definitiva. La fuerza, la determinante de la existencia, por más retórico que suene. La vida es, así como mi chico me lo dijo: la razón de la existencia. Tiene razón. Miles de teorías y posturas que investigaron a fondo un concepto que no requiere de significado, ya que ese lo da cada individuo, con variaciones en su campo social, sí, pero es, a fin de cuentas, un significado enteramente personal. Tiene vertientes: puede ser compartido, robado, adquirido, coarcionado, implantado u otorgado. Hay un sin fin de creencias en dioses, en nada, en paredes, en átomos, y la respuesta es tan sencilla que esa es la razón por la cual nosotros la complicamos. Enredamos la pita de tal forma que, o se rompe, o se bota, se cambia o se deja así, pero no buscamos cómo arreglarla o sencillamente cómo dejar que siga desenrollándose. Si complicamos el concepto de vida, no esperemos que no compliquemos nuestra vida. Es así de sencillo como el todo y como el nada, nada es nada porque es algo, si no fuera algo no sería nada. ¿Difícil? no tanto, en la vida se nos presentan situaciones similares a esa frase y desertamos -en dadas ocasiones-, abandonamos y dejamos hasta ahí el proyecto que veníamos realizando. Amamos hasta que se pone difícil y lo dejamos ahí, como si eso fuera algo enteramente racional.
“Querer vivir a cualquier precio es aceptar un día vivir al precio de las razones de vivir”( Mounier, 1965, 43). La vida no es un valor absoluto, ni siquiera un valor, está llena de valores, si, pero no es uno. Le otorgamos valor según nuestro ser, nuestras estructuras mentales, culturales, sociales, éticas, personales, pero la vida no es un valor. Tampoco es tiempo, el tiempo determina que hay vida y que hay existencia, pero no es la vida en si. ¿Qué determina que hoy estemos acá? El tiempo, claramente. ¿Antes qué había?, solo vida, nada más. No busquen debajo de piedras, en libros antiguos o en centros decorados por cara vidriería. La respuesta la han, la hemos tenido siempre, y no se va a ir jamás. Esa es la verdadera fuerza.
* * *
Solo cinco segundos:
— Estoy enamorada — Pensé.
Solo fue cuestión de vida para darme cuenta que no se requiere la vida entera para querer a alguien pero si se requiere alguien para querer toda la vida. Alguien, muchos, pocos. Sentir. Francamente, debemos adornar nuestro todo con cosas bellas y detalles especiales. Llenárla de gratitud, amor, felicidad, para no poner tantas comas y que olviden leerlo así como la subdivisión de segundos: darle un sentido. Pero un sentido no es en si la literalidad de la palabra. Pongámoslo en término de: darle sentido a la vida. Parte del sentido que yo le quiero dar a la mía es él. Así como también lo es escribir hasta lograr mis sueños. De igual manera lo es escuchar música, reír, hablar […] no hay límites, solo hay voluntad: “ donde hay vida hay voluntad, pero no voluntad de vida”. Esa fuerza está ahí, así como el músculo, hay que ejercitarlo para hacer uso de ella. Un fragmento en especial de Zaratrusta puede resumir las últimas letras escritas:
“El viviente aprecia muchas cosas más que la vida misma.”
Fue cuestión de vida para darme cuenta de que había empezado a vivir. Lo tenía en frente mío, con esa mirada conquistadora, ráfaga y llena de brillo. Se esclareció mi mente y se despejó mi corazón. Me atacó la duda una vez más, ¡maldito Descartes!- me dije. No puedo evitarlo, estoy aterrada. Le tengo miedo a una parte muy bella de la vida. Le tengo miedo a esa mirada fina, que es pura poesía, poesía de la antigua, de la de Bequer o Pablo de Santa María. La lírica ya viene a mí cuando oigo su risa, las palabras flotan cual desgarradora brisa, fría, llena de vida. Me gusta cerrar el día con poesía , con amor y con caricias. Es el sentido que quiero darle a la vida misma, lleno de música y bellas rimas.
Y así, de esta manera, es que se le da sentido a esta maravilla. Y respondí una interrogante de las miles que tenía. No todo puede obtener respuesta, sería aburrido, carecería de misterio y, creo fervientemente, que el misterio nos mueve de una manera inexplicable. A fin de cuentas, luego de un análisis filosófico en mi cabeza, llegué a la misma conclusión que en el principio:
— Estoy enamorada— Pensé .
— Estoy enamorada— Pensé.
Lo miraba mucho. Debatía dentro de mí qué era lo que sucedía en mi cabeza cuando lo escuchaba hablar de cosas tan incoherentes que al momento de prestarle verdadera atención, resultaban ser una construcción semántica y sintáctica tan perfecta -carente de sentido alguno, claro está- pero tan bien estructurada que era imposible para mí dejar de sonreír. Y entonces lo concluí, después de poco tiempo, llegó a su fin esa incógnita. Era una menos de las infinitas qué hay dentro de mi cabeza.
Tiempo: unidad de medida básica para cronometrar los acontecimientos a nuestro alrededor. Un día equivale a 24 horas, la hora son 60 minutos, el minuto son 60 segundos y así: el segundo se subdivide en desisegundo, centisegundo, milisegundo, microsegundo, nanosegundo, picosegundo, femtosegundo, attosegundo, zeptosegundo y yoctosegundo. Tantos nombres que probablemente no se tomen la tarea de leer, o tal vez sí después de leer lo anterior. ¿Pueden observar cómo funcionamos? Pasan desapercibidas por nuestros ojos una infinidad de cosas que, a menos de que seamos advertidos, no tomaremos en cuenta. Pasan personas también, de esa misma manera. Pero él no transitaba de esa forma por mi vida. Fue en ese momento donde lanzó una pregunta interesante:
— ¿Tu qué opinas de la vida?
¡Vaya que no lo pensé mucho! le di mi respuesta unos segundos después pero, por dentro seguía debatiéndome: es la fuerza, sí. La vida es la única fuerza tangible, visible, sonora, saboreable, teórica, experimental, psicológica, física, espíritual, científica ... y empezó el viaje:
Filosóficamente hablando , existen varias posturas, definiciones, teorías y principios acerca del significado de la vida. Grandes filósofos aportaron sus razonamientos y concepciones excelentemente estructuradas y fundamentadas que nos hacen dar una idea. Darwin y Spencer hablaron acerca del transformismo y evolucionismo dejando como resultado y a manera de síntesis lo siguiente: la defensa y la protección de la vida humana como objetivo de pueblos y culturas. Las leyes de la vida son las leyes de nuestra propia existencia. Si, suena obvio pero no es lo mismo existir que vivir. Un ejemplo muy sencillo, el agua existe pero no vive, en yuxtaposición, el agua es un recurso natural (presente en la vida/ naturaleza) que permite la sobrevivencia física-corporal de los seres vivos. También se habló de moralidad (Guyau lo hizo); Nietzsche propuso juicios y valoraciones relativas a la vida llegando a la conclusión de que la vida no es algo que se pueda medir o determinar (tasar, en palabra de Nietzsche). Aristóteles identificó la vida y el alma y al hombre como animal que realiza diferentes tipos de actividades y que a eso se le conoce como vida, es decir, la vida es una actividad. Tomás de Aquino lo dijo un poco más trascendental y estético: la vida en el movimiento, “ son vivientes aquellos seres que se mueven a sí mismos”. Y así, podría pasarme un libro entero hablando sobre las posturas filosofas que definen ‘la vida’. La finalidad, no es si quiera comprender si la vida es moral, trascendental, física, biológica, espiritual, animal, vegetal, humana., lo es todo. Así de simple:
Vida = fuerza, esa es la ecuación madre y definitiva. La fuerza, la determinante de la existencia, por más retórico que suene. La vida es, así como mi chico me lo dijo: la razón de la existencia. Tiene razón. Miles de teorías y posturas que investigaron a fondo un concepto que no requiere de significado, ya que ese lo da cada individuo, con variaciones en su campo social, sí, pero es, a fin de cuentas, un significado enteramente personal. Tiene vertientes: puede ser compartido, robado, adquirido, coarcionado, implantado u otorgado. Hay un sin fin de creencias en dioses, en nada, en paredes, en átomos, y la respuesta es tan sencilla que esa es la razón por la cual nosotros la complicamos. Enredamos la pita de tal forma que, o se rompe, o se bota, se cambia o se deja así, pero no buscamos cómo arreglarla o sencillamente cómo dejar que siga desenrollándose. Si complicamos el concepto de vida, no esperemos que no compliquemos nuestra vida. Es así de sencillo como el todo y como el nada, nada es nada porque es algo, si no fuera algo no sería nada. ¿Difícil? no tanto, en la vida se nos presentan situaciones similares a esa frase y desertamos -en dadas ocasiones-, abandonamos y dejamos hasta ahí el proyecto que veníamos realizando. Amamos hasta que se pone difícil y lo dejamos ahí, como si eso fuera algo enteramente racional.
“Querer vivir a cualquier precio es aceptar un día vivir al precio de las razones de vivir”( Mounier, 1965, 43). La vida no es un valor absoluto, ni siquiera un valor, está llena de valores, si, pero no es uno. Le otorgamos valor según nuestro ser, nuestras estructuras mentales, culturales, sociales, éticas, personales, pero la vida no es un valor. Tampoco es tiempo, el tiempo determina que hay vida y que hay existencia, pero no es la vida en si. ¿Qué determina que hoy estemos acá? El tiempo, claramente. ¿Antes qué había?, solo vida, nada más. No busquen debajo de piedras, en libros antiguos o en centros decorados por cara vidriería. La respuesta la han, la hemos tenido siempre, y no se va a ir jamás. Esa es la verdadera fuerza.
* * *
Solo cinco segundos:
— Estoy enamorada — Pensé.
Solo fue cuestión de vida para darme cuenta que no se requiere la vida entera para querer a alguien pero si se requiere alguien para querer toda la vida. Alguien, muchos, pocos. Sentir. Francamente, debemos adornar nuestro todo con cosas bellas y detalles especiales. Llenárla de gratitud, amor, felicidad, para no poner tantas comas y que olviden leerlo así como la subdivisión de segundos: darle un sentido. Pero un sentido no es en si la literalidad de la palabra. Pongámoslo en término de: darle sentido a la vida. Parte del sentido que yo le quiero dar a la mía es él. Así como también lo es escribir hasta lograr mis sueños. De igual manera lo es escuchar música, reír, hablar […] no hay límites, solo hay voluntad: “ donde hay vida hay voluntad, pero no voluntad de vida”. Esa fuerza está ahí, así como el músculo, hay que ejercitarlo para hacer uso de ella. Un fragmento en especial de Zaratrusta puede resumir las últimas letras escritas:
“El viviente aprecia muchas cosas más que la vida misma.”
Fue cuestión de vida para darme cuenta de que había empezado a vivir. Lo tenía en frente mío, con esa mirada conquistadora, ráfaga y llena de brillo. Se esclareció mi mente y se despejó mi corazón. Me atacó la duda una vez más, ¡maldito Descartes!- me dije. No puedo evitarlo, estoy aterrada. Le tengo miedo a una parte muy bella de la vida. Le tengo miedo a esa mirada fina, que es pura poesía, poesía de la antigua, de la de Bequer o Pablo de Santa María. La lírica ya viene a mí cuando oigo su risa, las palabras flotan cual desgarradora brisa, fría, llena de vida. Me gusta cerrar el día con poesía , con amor y con caricias. Es el sentido que quiero darle a la vida misma, lleno de música y bellas rimas.
Y así, de esta manera, es que se le da sentido a esta maravilla. Y respondí una interrogante de las miles que tenía. No todo puede obtener respuesta, sería aburrido, carecería de misterio y, creo fervientemente, que el misterio nos mueve de una manera inexplicable. A fin de cuentas, luego de un análisis filosófico en mi cabeza, llegué a la misma conclusión que en el principio:
— Estoy enamorada— Pensé .
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