Desperdicio tras pisada. Sobras tras respiro. ¡Nada como la vida!
Mi vida es un desastre igual que mi habitación: cosas tiradas por cada centímetro que mide aquel cuarto pequeño. La cama sin hacer y desarreglada justo como tengo mis aspiraciones. Ropa por doquier, ropa y zapatos, y basura, mucha basura . No es muy diferente a mis pensamientos. En ellos habita toda la porqueria y todas las sobras que deberían estar o en una caneca o fuera de ellos. Pero no, está ahí, trancándole el camino a los sueños que quieren salir a ser reales. Así como las prendas que utilicé ayer trancan la puerta e impiden el paso fuera o dentro de la pieza . Así está mi vida: vuelta un ‘chiquero’ como le llama mi madre al reguero que siempre tengo. ¿Cuándo lo voy a recoger y organizar? Esa pregunta me la formulo cada día que me tropiezo en la mañana al salir al baño. Ya desde ahí lo arruino todo porque me golpeó el pie y doy el primer vituperio del día.
Mientras la banda de mi fiel amigo, Juan, toca una bella sonata en español yo me hago la pregunta si de verdad vale la pena organizarlo. El desorden es necesario, pues si logramos encontrar algo es porque ese algo vale la pena rescatarlo. Así como estas letras y los libros que sostienen mi ME- B – 543 Alemana. Una hermosa máquina de escribir de 1919 que imprime en letras doradas. Pero está coja, le falta una pata, igual que a mí me falta inspiración en estos días nublados y llenos de ropa tirada.
Hasta el momento eso no es lo más deplorable. La basura que en mi habita lleva ahí mucho tiempo y ya me acostumbré a su hedor. Lo más lamentable y desgraciado es consolar a dos personas además de mi. ¿Cómo le puedo ayudar a salir a alguien de su depresión sin siquiera poderme sacarme yo primero? Son preguntas a las cuales ni el más sabio hombre en la tierra podrá tener explicación. Quizá si. Buscamos en los otros la salvación en vez de buscarla en nuestro interior. Nos recreamos y visualizamos en el prójimo para aliviar nuestra pena como si en ellos la solución estuviera. ¿No resulta imperante mirar para dentro de nuestras entrañas y recoger toda los desechos allí? Puede que si pero primero es necesario hacerlo en los demás . Así funciona el ser humano y no seré yo quien cambie el ciclo de vida de este ser. Son ustedes. Eh ahí lo más absurdo de nuestras decisiones: esperamos cada segundo que el cambio se genere en lo externo y ajeno a nuestro ser y nosotros ahí nos quedamos; aguardando a que alguien tome nuestra misma postura. Es un circulo vicioso. Así se mueve el mundo y por eso lo único que evoluciona es la tecnología y las formas para acabar con la vida terrenal.
Hay ‘chiqueros’ de ‘ chiqueros’ pero al mío no le faltará nunca la bazofia en todo su esplendor. Al final del día todo es como el inicio: cochambre y suciedad.
-¿Cómo llegaste? ¿Cómo te fue?
— Llegué mojada y con barro en mi pantalón blanco que había lavado ayer. Me fue bien, ya discutí con mis vecinos y mi madre así que es un día como todos.
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