Carta II

Carta II

Jueves, 28 de septiembre, 2017.


 Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no condiciones de circunstancias.
-Auguste Comte




¿Cómo te sentirías si te digo que te amo?

Recuerdo muy bien la primera vez que fui al mercado. Tenía miedo, ¡vaya que sí! Le dije a mi padre la noche anterior que iríamos con unos amigos a acampar a la montaña y con eso lo tranquilicé. Nunca se imaginó que su único hijo terminaría de vendedor en un mercado local, lleno de gente que , en sus palabras, no vale un centavo. Y eso para mí fue agobiante. Recuerdo también que cuando pisé el suelo de aquel lugar me sentí en casa. Y es extraño pensar que en mi hogar no.

¿Sabes? el lenguaje es más complejo que solo oraciones estructuradas y palabras en cada frase. Lo aprendí de un gran profesor que recuerdo con cariño y admiración ya que tiene razón. El lenguaje, lo creas o no, no tiene un significado en sí mismo. Y hago énfasis en mi cabeza mientras leo con la voz de mi otro yo, pero ¿por qué? te preguntarás, y eso también me lo cuestioné yo: verás, el ser humano es un animal que - además de racional, algunas veces- vive con una perspectiva subjetiva la mayor parte de su vida en la mayoría de los contextos y los eventos que se le presenten. Suena obvio, lo sé, no hagas esa mirada que expresa ironía, que tanto me gustaba observar porque luego la quebrabas con una bella risa inocente. Déjame terminar lo que planeo decirte desde que empecé a comprender cómo - medianamente- funciona este ser tan complejo con una vista sociológica. Pero no me quiero ir de genio, aunque te gustaba que lo fuera, sé que te cansaba ese rol. Todos jugamos un rol en la sociedad. Somos la expectativa de comportamientos y funciona recíprocamente, es decir, en una relación social en la que haya comunicación, bien sea en cualquiera de las formas que podemos comunicar, hay una expectativa del qué, y eso es lo que configura la red de relaciones sociales entre las personas; pero también nos aniquila. Entonces, retomando mi idea principal, porque también sé que suelo divagar y dar vueltas al asunto en discusión, y me excuso por eso, porque cuando hablaba de un tema relevante era superior tu mirar. ¿Ves? apuesto que ya habrías reído por como los dos notamos al tiempo que el hilo conductor se perdió, sin embargo, uno de los dos siempre aterrizaba primero, y en este caso voy a ser yo.

 Dado que somos seres individuales y subjetivos con nuestro contexto independientemente el tiempo, el lenguaje y las palabras que usamos poseen un significado universal que alteramos en base a diversos factores: emociones. sentimientos, pensamientos y acciones. Puedo resumir la vida de un ser en esas cuatro palabras. Así pues, el lenguaje está indexado a la comunicación y funciona como indicador en el contexto social en el que nos encontramos. Mi hogar es cerca al lugar donde nos conocimos, eso lo sabes, no obstante, para mí, en ése momento en el que desplegué alas, mi único hogar era el mercado, sí, ése que viene a tu mente: el lugar donde te vi por primera vez.

No puedo borrar ese recuerdo de mi mente, es más, no pretendo hacerlo, ya que es lo ultimo que me queda de ti.

¿Ahora sí lo ves?  La pregunta inicial, en otro contexto, sería romántica y algo de ensueño, pero me temo que en éste preciso espacio-tiempo, mientras dejo mi bolsa de figuras en el despacho de mi padre y lo espero con la esperanza de que me deje regresar a mi hogar, es una interrogante a temporal e inútil. Aún así la leyeras sería vano responderla, ¿ y sabes por qué? claro que lo sabes, y yo también lo sé: no puedo tapar el sol con una palabra y esperar que los rayos no quemen mi mentira.

La sala es grande. Tiene sillones acolchados, como el de Sergio Pininfarina, sí, el diseñador de los autos Ferrari, aunque no creo que así de ostentoso. En fin, le va bien al viejo y me siento orgulloso de él. Ojalá pudiese decir lo mismo de mí. En suma - ya que esto va muy extenso- te amo, ya no significa lo que significó. Por fortuna.

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