El atractivo de una mente



Es evidente para mí -en este preciso momento- que una mente puede seducirme y enamorarme más que una cara perfilada, un cabello rubio y unos ojos color océano o esmeralda. Más que cualquier billete o moneda, restaurante elegante o detalles caros. Mucho más que un auto costoso, un apartamento lujoso y joyas de oro. Una mente brillante, sabia y sedienta de conocimientos atrae de una manera metafísica, de una forma en la que ni Sócrates, ni Freud, ni Foucault o algún filósofo, sociólogo, psicólogo, estructuralista, investigador, médico o estudioso del complejo funcionamiento y relación entre el amor y la mente humana pueda explicar. No es algo que se pueda o se quiera explicar, simplemente es algo que sucede y que por más que se trate involucrar la razón y el autocontrol resulta inevitable.
Un rostro no importa cuando no se posa la mirada en la piel, los pómulos o la cejas, sino que en lugar de priorizar en los rasgos, se lleva la atención a una buena conversación que de como frutos un conocimiento nuevo o enriquecido. Tiene mayor valor - y no material o económico- si no, como diría Bourdieu en contraposición a Marx(haciendo un uso vago de los conceptos de capital - campo - habitus), un valor cultural el cual yo pueda usar en mi habitus - sea subjetiva u objetivamente-. El físico, claro está, tiene cierta relevancia al momento de buscar un encuentro "amoroso", y lo coloco entre comillas porque siendo verdaderamente humanos con su pleno uso de razón: no se busca un compañero decorativo sino competitivo, ¿a qué me refiero con eso? No, no es luchar y generar conflicto con la pareja que se tenga, es más, la competencia es en base a adquirir conocimiento lo más que se pueda. Y no sólo conocimientos teóricos si no prácticos también: experiencias, vivencias, historias, hechos que le den vida a la verdad que se quiera. Es el punto de mi verdad en el que no busco un rostro que con el paso del tiempo no vuelva a ver igual y que sé-estoy segura-querré volver a ver porque fue en lo único que me fijé. Busco-claramente lo hago, lo busco porque hay que hacerlo para encontrar, se debe estudiar para aprobar y viajar para vivir y contar-, busco una mente compañera de travesías y aventuras, debates y conjeturas, caricias y besos también pero que, en unos 50 años hable con más profundidad y comodidad que hace 49. Una mente en un cuerpo que sin importar como luzca, sea mi lienzo y mi obra al mismo tiempo; mi pluma y mi libro; mi mente y mi corazón. Alguien al cual le pueda entregar hasta mi última gota de conocimiento, el último latido, la ultima caricia, el ultimo beso; mi última experiencia y con ella mi último soplo de vida. Es algo profundo-también sé eso- pero, ¿acaso la mente no es un lugar igual?. Así es como se debe de amar, profunda e incansablemente. Estar sediento de amor y de aprendizaje. De locura y cordura. De literatura y matemáticas. De playas y desiertos. De negro y blanco. Cielo y tierra. El mundo es amplio y está colmado de incongruencias en el, una de ella es el amor visto que no se puede amar sin sentir lo opuesto. No hay verdad sin mentira ni mentira sin verdad. No se puede vivir solo con luz, se requiere de oscuridad para descansar. No todo puede ser sequía ni todo lluvia. El ser humano no puede ser solo emociones o solo lógica. Todo debe tener una contraparte que lo complemente. Eso es el amor y la unión: un complemento de la parte humana de toda mente sagaz y brillante.
Y todos somos grandes mentes, solo hay que creerlo y dejar de buscar en el vacío. La superficialidad es el vacío más grande que tiene la humanidad y es allí donde muchos estamos o estuvimos y probablemente muchos estarán. El pensamiento colectivo establece definiciones a: definiciones al amor, a los actos de cariño, a las palabras o acciones que aún no han sido justificadas. Definición...es una palabra incomoda al hablar - en este caso- de algo tan glorioso y maravilloso como el amor y lo que se vive en el. Dijo alguna vez Arturo Roig: "a lo mejor, la alegría solo son capaces de vivirla los que son incapaces de definirla.", y no se equivoca. 
En el ahora, es imperante un algo para definir otra cosa. Un sistema de signos que conformen códigos culturales para adoptar algo y naturalizarlo como por ejemplo un obsequio costoso, o medianamente con valor económico, en una determinada fecha como símbolo de amor. 
Una mente que tenga corazón, sedienta de conocimiento y amor. Eso vale más que un semblante atractivo, un cuerpo magro y aliciente. Un amor lleno de experiencias vitales configuradas en la verdad propuesta por los enamorados, alejado de la superficialidad y frialdad del materialismo. Una sonrisa caliente al son de un sentimiento profundo. Por último y no menos importante: todas las grandes mentes siempre estuvieron locas y por eso llegan a creer cosas tales como algo llamado amor. Una frase muy bonita de quien menos se imaginó leer se le atribuye al gran filósofo alemán Friedrich Nietzsche: " hay siempre un poco de locura en el amor. Más también siempre un poco de razón en la locura". ¿Que tan loco quiere estar para llegar a amar con locura?

Comentarios

Entradas populares